lunes, 30 de mayo de 2011

UN MILAGRO: CUIDANDO A UN ANGEL - CAP.2


CAPITULO 2: LA LLAMADA
La mañana del accidente se encontraban con ella Raul, su esposo y Karen su nieta, mi abuelita ya no podía levantarse, su cuerpo se le estaba adormeciendo, por lo que ella le grito desesperadamente a mi abuelito para que la ayudara, mi abuelito y mi prima se espantaron al no saber qué era lo que le estaba pasando, mi abuelito la levanto y la sentó en el sillón, el decidió meterse a bañar para poder hablarle al médico de la esquina, en lo que él se bañaba, mi abuelita le pidió un gran favor a Karen, le dijo que le marcara a sus papas, como ya lo había mencionado antes, mi abuelita aun tenia a sus papas, algo inusual en estos tiempos.


Mis bisabuelos ya están un poco mayores, mi bisabuela ya no ve muy bien, camina siempre gracias a un bastón y mi abuelito no necesita de bastones y su vista es algo buena, pero su problemas es que por haber tomado mucho en su juventud, su hígado estaba ya muy deteriorado, por lo que hay ocasiones en las que han tenido que internarlo.

Karen marco el número de mis bisabuelos, el cual lo saco de una agenda ya muy viejita, en ella se encuentran todos los números de la familia, los actuales y hasta lo que ya fueron cambiados. El teléfono comenzó a timbrar y después de unos segundos contestaron. Mi abuelita les comento que se sentía muy mal, se sentía muy rara y que les hablaba para avisarles y que cualquier cosa que no les mencionaran a sus padres, esto para que ellos no sufran. Ella al estar hablando ya sentía su cara un poco dura, su brazo y su pierna izquierda ya no las sentía.

Después de unos minutos mi abuelito salió de bañarse y fue corriendo a hablarle al doctor de la esquina, al llegar el doctor la reviso de la presión y se dio cuenta que lo que tenía mi abuelita era más grave de lo que se pensaba y que lo mejor era llamar a una ambulancia, mi abuelito aun no sabía lo que le había pasado a mi abuelita, pasaron 30 minutos desde que pidieron la ambulancia, hasta que por fin llego y subieron a mi abuelita, los paramédicos le preguntaban cosas como su nombre, el nombre de su esposo y todas esas cosas, ella sorprendentemente a todas ellas las respondía bien, los paramédicos al verla, decidieron sedarla y esperan a que llegaran.

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